CELEBRARE MI MUERTE



"Si queremos vivir bien, ¿por qué no podemos morir bien?” Esta frase del doctor Mauricio Ariel Hourmann es el hilo invisible de este montaje teatral, donde el propio Dr Hourman, primer medico condenado por practicar la eutanasia en España. El 28 de marzo llego a urgencias una mujer de ochenta años, llego a urgencias
Sometida a dolores terribles, el pronóstico daba una esperanza de vida de apenas unas horas. La paciente y su hija rogaron al doctor que por favor acabase definitivamente con su sufrimiento. Y entonces Marcos, saltándose todo protocolo médico, le inyectó 50 mg de cloruro de Potasio en vena.
La mujer  falleció en pocos minutos, desde ese instante la vida del Dr Hourman cambio para siempre, dejo escrito en el informe médico lo que había hecho.
El propio Mauricio Hourmann, va narrando su historia, que ni mucho menos es fácil, una puesta escena sobria, con una pantalla donde se ven imágenes y entrevistas sobre el caso. Unas sillas que ocupan espectadores elegidos al azar y que luego darán su veredicto
Un texto impecable de Alberto San Juan , un actor-director-dramaturgo comprometido como pocos,  Víctor Morilla y el propio Hourmann fruto de muchas horas de dialogo, no deja ningún cable suelto, un texto apoyado por una dirección impecable de San Juan y Morilla. Un montaje teatral que no deja indiferente, que favorece el dialogo sobre un tema tan complejo y controvertido como es la eutanasia. Yo salid de la sala con una convicción que a veces juzgamos demasiado rápido y nos encerramos en nuestras verdades sin escuchar, es de agradecer una obra como "Celebrare mi muerte" se este a favor o en contra de la eutanasia se debería ver este montaje, escuchar las razones del doctor Hourman, vale la pena hacerlo y si se puede estar  en el dialogo posterior que suele haber tras la obra -yo estuve  con mi hija de dieciocho años-  saldras enriquecido de las aportaciones  -después se esté en contra o no cada uno sabrá- acabo con una frase de la obra que me pareció impactante, real y honesta
«Sí, yo lo hice. Yo tomé la decisión, llené la jeringuilla y apreté el émbolo. Yo inyecté el cloruro potásico. Provoqué la muerte porque creo en la vida»

Alberto López Escuer


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