K2 ,13 DE AGOSTO DE 1995
Hace ya 25 años de la mayor tragedia del montañismo aragonés. Una expedición formada por montañeros de Peña Guara de Huesca y Montañeros de Aragón de Zaragoza formada por Pepe Garcés, Javier Escartín, Lorenzo Ortas, Lorenzo Ortiz, Javier Olivar, Manuel Ansón y el médico Manuel Avellanas. Habían hecho cima en el K-2 ese fatídico 13 de agosto. En el descenso, la alegría del logro se convirtió en tristeza, pues Javier Escartin, Lorenzo Ortiz y Javier Olivar perdieron la vida sepultados por una alud mientras descendían.
La noticia de que tres miembros de una expedición
española
habían muerto llego cuatro días después a Huesca, pero todavía no se sabían los nombres de los fallecidos. Fueron jornadas de mucha
incertidumbre pero sobre todo de tristeza y la ciudad se cubrió de un silencioque sobrecogía los corazones.
Cuando se supo los nombres de los fallecidos Huesca
se sumió
en un luto inconsolable. Huesca es una ciudad pequeña
donde todos nos conocemos. Eran nuestros vecinos, amigos, y sus caras nos eran
conocidas. La muerte golpeó de una manera dramática a tres familias y a toda una ciudad.
Ya nada después fue lo mismo, ellos reposan en el K-2, que hizo
honor a su sobrenombre de la montaña asesina. Una expedición donde los supervivientes no regresaron del todo de
la misma.
Una expedición que, como otras que se hicieron antes, transmitían el precioso valor del trabajo en equipo, bastaba que uno de los
miembros hiciera cima ya todos consideraban el objetivo cumplido. Trabajaban
unos para los otros, eran solidarios, amigos, se conocían muy bien. En 1991 Peña
Guara holló la cima del Everest- el techo del mundo- con una expedición liderada por Javier Escartín. Era la época de las grandes expediciones donde los oscenses
marcaron un estilo propio, dejando a un lado sus ambiciones personales.
Trabajaron juntos por un objetivo común y dando un gran ejemplo de trabajo en equipo.
“Aunque algunos ya tenían un historial más que envidiable,
nuestra fortaleza consistía en que éramos un grupo de amigos capaces de trabajar en
equipo”, estas palabras son de Lorenzo Ortas y define muy
bien el espíritu de estos montañeros, que por encima de todo
eran amigos.
Conocía personalmente a muchos de aquellos alpinistas. Como todo Huesca sentí mucho el fallecimiento de los miembros de esa
expedición que formaban un gran equipo humano lleno de
valores.
Después de ese 13 de agosto de 1995 ya nada fue lo mismo.
La huella que dejaron en los corazones que
conocieron Javier Escartin, Javier Olivar y Lorenzo Ortiz es tan profunda que
ni el viento ni la lluvia la podrán borrar.
Alberto López Escuer
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