TRAICIÓN

 



 

El pasado 27 de agosto, abría de nuevo sus puertas el Teatro Pavón Kamikaze. Un teatro que está en el epicentro de la cultura y del buen teatro de Madrid y de nuestro país. Habían sido cinco meses de obligado cierre. Fue un momento emocionante cuando comenzó la obra: “Traición de Harold Pinter en versión de Pablo Remón. Sobre el escenario Miki Esparbé, Irene Arcos y Raúl Arévalo dirigidos por Israel Elejalde.

Una historia de una pasión que va consumiendo a sus personajes. Las miradas de los actores son un cúmulo de sentimientos encontrados, nunca unos ojos habían hablado tanto. Las melodías y notas de un piano tocado magníficamente por Lucía Rey van marcando los momentos -algunos de ellos de una profundidad abisal-  de la acción. Una escenografía creada por Mónica Boromello que era una pieza importante de este gran puzzle teatral que es Traición.

Las interpretaciones de Irene Arcos, Miki Esparbé y Raul Arévalo son de las que se te alojan en el corazón produciéndote infinidad de sentimientos. Solo los grandes actores pueden conseguir eso.

El público disfrutó de una gran noche de buen teatro con unos maestros de ceremonias de lujo. Con un equipo sobre y detrás del escenario que cuidaron hasta el más nimo detalle, para que todo saliera bien -como así fue-. Desde la puerta donde éramos recibidos los espectadores de una forma acogedora, se nos recordaba las medidas de seguridad que debíamos cumplir. Llegamos con mucha antelación -teníamos ganas de volver a pisar un teatro -, para poder garantizar que cumplíamos con los protocolos tranquilamente y sin agobios. El patio de butacas se llenó enseguida con el aforo permitido.

Las palabras de bienvenida de Israel Elejalde, un perfecto anfitrión, dieron paso a una gran velada, donde el teatro le ganó al miedo, donde por fin los que amamos las artes escénicas nos sentimos una gran familia alrededor del escenario del Teatro Kamikaze.

El prolongado y merecido aplauso al final de la función fue una muestra de lo vivido esa noche. Tras las mascarillas se podían intuir muchas sonrisas y caras de satisfacción. Un día histórico de buen teatro en un lugar emblemático de la cultura. Si el día de un estreno es especial éste lo fue más por muchas razones y todas ellas buenas.

 

Alberto López Escuer

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