UN ABRAZO QUE UNIÓ DOS MUNDOS
Una imagen vale más que mil palabras. Eso es lo que
podemos decir de esa fotografía y de esas imágenes, que han recorrido todas las redes sociales,
televisiones y periódicos, de una voluntaria de la Cruz Roja abrazando a un
joven subsahariano que acabada de llegar a nuestro país nadando.
Luna, que es como se llama la voluntaria, no se lo pensó dos veces y al ver a este joven desesperado, lo
abrazó. Un abrazo acogedor y reconfortante. El joven se tranquilizó, se sintió querido. Seguro que había pasado muchas penurias, pero encontró a una buena samaritana que le dio lo que necesitaba, un abrazo afectuoso.
Un gesto que dice mucho de
Luna, una mujer que no le importó nada, solo vio a una persona que necesitaba
ayuda y ella se la dio de una forma admirable y sencilla.
Mientras algunos de nuestros
políticos –siempre suelen ser los mismos- hacían declaraciones que recordaban más a un parte de
guerra que a otra cosa, decían que habíamos sido objeto de una invasión – cuánto daño han hecho las películas de Rambo en ciertas mentes-. Como siempre mucho hablar y poco
hacer por parte de esos salvapatrias.
Luna, en días posteriores, también recibió amenazas por parte de ultras que no entendieron su gesto. Como si la
humanidad entre personas se tuviera que entender. Tuvo que cerrar su cuenta de
twiter debido a estas amenazas, una pena, tanta estrechez de miras por parte de
algunos.
Pero también recibió buenas palabras, fue precioso, exento de cualquier tipo de postureo. Rebosó autenticidad y grandeza de corazón, consoló y acogió a quien más lo necesitaba. Sin
preguntar, seguro que hubo palabras de consuelo para ese joven que tanto lo
necesitaba.
Luna es la punta del iceberg
de tantos y tantos voluntarios que ayudan a quienes más lo necesitan. Un
ejemplo a seguir, una labor callada de estas personas que de una forma anónima trabajan por y para los demás. Aunque a veces salen de este anonimato sin ellos
quererlo, como le pasó a Luna, que con su gesto nos reconcilia con el ser
humano. Un abrazo acogedor, bello, lleno de ternura que unió a dos mundos.
Alberto López Escuer
Luna es pura sensibilidad, empatía, sencillez, humildad... con un corazón muy cercano al de las personas desfavorecidas. Y lo sé porque la conozco "como si fuera su madre". ¡Orgullosa de Luna!
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