UNA SOCIEDAD ENFERMA Y COBARDE
Ocurrió en la línea 1 del Metro de Madrid. Una persona
le dice a otra que se ponga la mascarilla y sin pensárselo dos veces le asestó un
golpe con un objeto en el ojo causándole una herida grave. Mientras caía al
suelo el agresor le decía "Que te quede claro, ojalá te
mueras, gilipollas". Se fue del vagón como si nada. El agredido era
enfermero y nadie hizo nada por parar al agresor. No faltó quien grabara el
momento, en lugar de parar al agresor.
Somos testigos de una agresión como esa y no hacemos
nada por pararla. Mejor salvarse que salvar. Me siento avergonzado de esa
actitud. Seguro que el enfermero durante esta pandemia estuvo luchando contra
el covid19 y pensó más en salvar que en salvarse, todo lo contrario a los
testigos de esa brutal agresión.
Como se puede ver después
de ser agredido y cuando el agresor se fue, nadie se acercó a interesarse por él.
Pondrán mil excusas, que
para eso somos unos campeones, qué pena, de
verdad, qué pena. Pero hacen vida lo de nadie se preocupa por nadie.
Aquí viene muy oportuno ese poema de Martin Niemöller
que dice
"Primero vinieron por los socialistas,
y yo no dije nada, porque yo no era socialista.
Luego vinieron por los sindicalistas,
y yo no dije nada, porque yo no era sindicalista.
Luego vinieron por los judíos,
y yo no dije nada, porque yo no era judío.
Luego vinieron por mí,
y no quedó nadie para hablar por mí".
Estamos ante una sociedad enferma y cobarde. La de
alguien que agrede tan salvajemente y la que asiste quieta a una agresión como ésta.
Le pidió que se pusiera la mascarilla, cosa que debe hacer y le respondió con
violencia. Los testigos de este momento respondieron mirando al otro lado, sin
hacer nada al respecto.
No sé el
nombre de ese enfermero, pero ojalá te recuperes pronto.
Alberto López Escuer
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