LAS MUJERES DE MI VIDA
Mucho tengo que agradecer a las mujeres de mi vida. Ellas me enseñaron que se consigue más con una gota de miel que con un litro de vinagre. Serenan mi existencia, unas todavía me acompañan en este caminar vital, de los aparentes fracasos saben hacerme ver el lado positivo, me dan la mano para levantarme y me regalan una sonrisa cuando hace falta.
Unas me rasgaron el corazón, otras me acariciaron el alma pero de todas aprendí que no hay mal que cien años dure. Hay una que destaca por encima de las demás, es mi hija Paula, faro de mi vida en los días tormentosos, bastión y razón para seguir adelante, sol en muchísimas ocasiones. Va creciendo y en ella descubro rasgos de una de las mujeres de mi vida, Benita, mi madre, esa mujer que luchó en tiempos difíciles, que fue ejemplo de templanza, serenidad y amor para sus hijos. Fui su Alberter. Ahora su nieta ha heredado su sonrisa, una sonrisa que aporta tranquilidad y cuando se torna carcajada es muy contagiosa.
Mujeres amigas que tanto me han aportado a mi vida. No quiero citar ningún nombre pues seguro que me olvidaría de alguna, pues no en vano una de las mujeres de mi vida me llama Míster Despiste y lleva toda la razón.
A las mujeres de mi vida las quise, las quiero y las querré. Tengo mucho que agradecerles, tanto que no cabe en unas pocas líneas.
Alberto López Escuer
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