Este es uno de los recuerdos
del ultimo dia del año cuando era niño.
Recuerdo que venia mi padre
o mi madre de la calle y me decía eso “Alberter, he visto a una persona que
tiene tantas narices como días le quedan al año”. En mi inocencia infantil me preguntaba
“¿Cuántas narices tendrá?” “Quiero ver a esa persona”. Y salía a la calle para
ver ese fenómeno de la naturaleza, buscaba, miraba y miraba a cada rostro que
se cruzaba conmigo, pero mi búsqueda era baldía, no encontraba a nadie que
según mi imaginación tuviera ese requisito, pues yo imaginaba que tuviera
varios apendices nasales. Yo pensaba “Mis padres me han engañado” pero la
solución la tenia delante de mis narices, nunca mejor dicho, al dia le quedaba
un dia y por tanto no mentían, todos tenemos una nariz. Mis padres al ver que
venia de la calle sin conseguir mi propósito de ver a esa persona. Me lo
explicaban con mucho cariño.
Cuando mis padres me lo
terminaron de explicar , al principio me decepcione un poco, pero con el tiempo
lo recuerdo como un momento de mucha imaginación y humor por parte de mis
padres.
Son recuerdos de una
infancia, una patria a la que todos queremos regresar de vez en cuando, es
época de imaginación y donde todos lo vemos posible.
Recuerdos de unas
nocheviejas en Huesca que no regresaran pues ya mis padres no viven pero que
cada vez que las recuerdo me hacen esbozar una sonrisa.
Alberto López Escuer
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