CUARENTA AÑOS APRENDIENDO DEL TEATRO

 



 

En el año 1982 me subí por primera vez a un escenario. Tenia 14 años, no recuerdo el título de la obra que representaba, sé que la había visto antes con mi madre en televisión y que el personaje que yo interpretaba lo hizo el gran Paco Iranzo.

Fue una experiencia maravillosa y desde ese momento, de alguna manera u otra, ya no me bajé del escenario, seguí haciendo obras. Ahora, cuarenta años después, echo la vista atrás y haciendo balance me doy cuenta de lo mucho que he aprendido del teatro. En le presente me sigue dando maravillosas lecciones de vida.

Solidaridad, generosidad, empatía, trabajo en equipoSon algunas de las enseñanzas que ha aportado el teatro a mi vida. Valores que he tratado de transmitir en los grupos que he sido responsable.

Ahora escribo y dirijo, veo el escenario desde bambalinas. El proceso de creación es maravilloso, disfruto mucho de él, es otra perspectiva importante de ese mundo maravilloso.

Como en el escenario, cuando estás creando todo puede ocurrir, todo es posible, es un momento lleno de magia.

Siempre he hecho teatro como aficionado -pocos pueden vivir de este trabajo- no me ha importado para nada. He dedicado y dedico mi tiempo libre a crear y dirigir. En contadas ocasiones me he vuelto a subir a un escenario, estoy presente de otra manera sobre él, a través de los textos y la dirección.

He aprendido mucho del teatro, estoy en deuda con este arte. Han sido cuarenta años maravillosos, llenos de buenos momentos. También ha habido momentos difíciles, pero los hemos superado, son más los buenos que he vivido.

Deseo que esta experiencia se siga prolongando en el tiempo, muchos años más.

¡Viva el teatro!

Alberto López Escuer

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