UNA MADRE NUNCA SE MUERE A TIEMPO
Hace unos días una conocida periodista
a la que le tengo mucho cariño, puso en sus redes sociales un dibujo que le habían hecho de su madre,
fallecida hace más o menos un año.
Vino a mi mente una frase
que me dijo en Roma un amigo, a los pocos meses de morir mi madre: “Alberto una madre nunca se
muere a tiempo”. Así se lo escribí en un comentario a Julia, que es como se llama la
periodista. Es verdad, nunca queremos que nuestra madre se muera, desearíamos que siempre estuviera
a nuestro lado. El amor de una madre por y para sus hijos es especial. Nadie
como ella sabe lo que nos pasa, una mirada suya nos dice si hacemos lo correcto
o no.
Su amor es infinito hacia
nosotros, nos lo perdona todo, siempre nos acoge con el mayor de los amores.
Por eso cuando nos falta
la echamos tanto de menos, en nuestro corazón queda un hueco que nada
ni nadie puede sustituir.
El amor de una madre es único, por eso nos produce
tanto dolor su pérdida.
Pero de una manera u otra
siempre estará presente en nuestras vidas, siempre nos
acompañará su recuerdo, aquel recuerdo de los preciosos momentos que hemos
pasado junto a ella.
Cuando nos
falte, hablaremos
a nuestros hijos de lo grande que era su abuela.
Alguna vez nos
sorprenderemos llorando en las fechas que nos recuerden a ella.
Una madre nunca se muere a
tiempo, qué razón tiene mi amigo de Roma.
Alberto López Escuer
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