PERICO NOS DEJABA SIN SIESTA
Corría la década de los ochenta del siglo pasado. El ciclismo español había conseguido triunfos
contados en el Tour de Francia – solo dos españoles lo habían ganado Bahamontes en
1959 y Luis Ocaña en 1973- después de ellos nadie.
En esto un equipo navarro
llamado Reynolds comenzó a brillar como el papel de aluminio que los patrocinaba. A la cabeza de
ese equipo estaba el abulense Ángel Arroyo -fue segundo en el Tour de 1983-
y, destacaba un joven llamado Pedro Delgado, segoviano de nacimiento y que
todos conocían como Perico.
Un ciclismo sin
pinganillos, que se corría por sensaciones, donde Perico era un escalador
valiente.
Dados los éxitos del Reynolds, se comenzó a retransmitir por televisión la ronda francesa. El sueño de que un español volviera a ganar un
Tour se iba viendo más cerca… y llegó el año 1988.
Ya la edición de 1987 Perico rozó el primer puesto
-corría esta vez con el PDM, llevó varias veces el maillot amarillo de líder, solo Roche
le ganó. Ya en esa edición fue imposible para muchos echar la siesta veraniega, pues Perico nos
tenía pegados al televisor. Con sus hachazos en las rampas de cualquier puerto,
dejaba atrás a sus rivales.
En 1988 era el año que lo
que parecía imposible se realizó. Un corredor español volvía a entrar en París de
amarillo después de quince años.
Fue un Tour difícil para él, incluso se le llegó a acusar de doping pero todo quedó en nada.
Una edición que dormimos poco por
las tardes, pues tocaba ver a ese corredor que nos hacía vibrar y que se
codeaba con los mejores del pelotón.
Un corredor temperamental,
capaz de lo más sublime, pero también de dar disgustos a la afición -como bien demostró en el Tour de 1989, al
llegar tarde a la contrarreloj que daba inicio al Tour y perder antes de
empezar dos minutos.
Era un corredor con mucho
carisma, que caló en el corazón del aficionado. Un ciclista de raza, que
se crecía ante las adversidades, famosas fueron las pájaras que cogía. Ganó un Tour y dos
Vueltas a España.
Después vino Miguel Induráin y el ciclismo entró en otra dimensión. Miguel llegó a ganar cinco Tours seguidos y dos Giros de Italia. Pero eso
es otra historia.
Perico fue el primero que
nos privó de la siesta en el mes de julio y se instaló en el corazón de todos los aficionados
al ciclismo.
Alberto López Escuer
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