LA PULSERA DE RAKEL
Ocurrió el pasado 7 de enero en el
Baluarte de Pamplona. Rakel es una joven de 16 años hija de una buena amiga. Fuimos a ver el concierto de Amaia Romero, Rakel estaba emocionadísima, así se lo hacía saber a mi
hija Paula. Las entradas eran de primera fila. El concierto comenzó y como siempre la cantante
pamplonesa derrochó energía, espontaneidad y buenas
vibraciones – es una cantante con mucho futuro-.
La cara de Rakel era todo
entusiasmo y luz, se sabía cada una de las canciones del concierto. Todo tiene su principio y su fin, cuando se estaban despidiendo Amaia y
sus músicos. Era el preludio a un gran momento.
Rakel tuvo un impulso y se
quitó una pulsera que tenía en su muñeca – Marta su madre me dijo que
se la había regalado ella- hizo señales a Amaia para que se
acercara, Amaia que es todo corazón se acercó y Rakel le regaló dicha
pulsera, se fundieron en un abrazo y la hija de mi amiga no paraba de llorar de pura alegría, no se creía el momento que acababa de vivir.
Paula mi hija le animó a
ir a esperar a la cantante hasta que saliera. Allí nos dirigimos las
hijas y los padres – lo que no se haga por un hijo-, estuvimos un
buen rato, y por fin Amaia salió, se hizo una fotografía con todo el que se lo
solicitó y reconoció a Rakel, le dio las gracias por
la pulsera y le volvió a dar un abrazo que emocionó a las dos
protagonistas y a todos los que fuimos testigos de ese momento.
Rakel pareció que tocaba el cielo con las manos, cuando se fundió en ese abrazo entrañable con Amaia. Que no paraba de agradecerle ese regalo y que llevaba puesto en su muñeca.
Había cumplido un sueño,
no se lo terminaba de creer, como nos dijo.
Un día que nunca olvidará, había cumplido un sueño y lo
había hecho superando cualquier expectativa. Amaia y Rakel dos jóvenes de gran corazón, que nos regalaron un
momento que te hace sentir que la vida es bella.
Alberto López Escuer
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