EL CENTENARIO DE UNA GRAN MUJER
Hoy 21 de marzo hubiera cumplido 100 años, pero nos
dejó cuando contaba con 83. Fue una gran mujer luchadora, con las ideas claras,
honesta y honrada a carta cabal. Fue buena esposa, excelente madre y una gran
hija. Le tocó
vivir una época muy difícil de nuestra historia, la Guerra Civil y la postguerra donde las
estrecheces estuvieron al orden del día.
Nunca se arredró ante las dificultades. Junto con su marido hizo frente a la vida de la
mejor manera que pudo. Los momentos difíciles los pasaron juntos remando en la misma dirección.
Ella fue el pilar fundamental de la familia hasta el
último momento. Fue feliz con su marido y sus hijos, se sintió orgullosa viendo crecer a sus nietos, dos chicos y
dos chicas. La última fue a la única abuela
que conoció, y aún ahora la recuerda con mucho cariño. Con cinco años recién cumplidos su abuela querida se fue, como le dije,
a la estrella más brillante que hay en el cielo. No pudo ser de otra manera,
pues ella desprendía una luz especial. Siempre era más partidaria de tender puentes que de
levantar muros.
A sus hijos les enseñó a respetar, a no odiar y
sobre todo a dialogar.
Hoy hubiera cumplido cien años. Es motivo
para celebrar esa cifra redonda. No hay día que sus hijos no la recuerden. La huella que ha dejado en ellos es tan profunda que
ni el viento ni la lluvia la pueden borrar.
En Almudévar creció, bien orgullosa que estaba de su pueblo. Siempre que podía iba a ver la bajada de la Virgen de la Corona por
la cual sentía
profunda devoción.
Era de casa Bernardina, ahora ya no existe, pero no
hace tanto su nieta fue a representar “Cinco horas con Mario” a Almudévar y algunas paisanas le recordaron lo buena
que era su abuela, ella me miró y sonrió orgullosa. Gracias, madre, por tanto. Hoy en el cielo tendréis fiesta junto con papá y celebraréis tu centenario. Paula y yo te mandamos un beso a la estrella más brillante del cielo.
Alberto López Escuer
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