MASTERCHEF YA NO ES LO QUE ERA
Empezó como un concurso de
cocina y realmente era interesante verlo. Los aspirantes se esforzaban en las
cocinas dándolo todo. Se respiraba y se hablaba de cocina, era divertido verlo.
Once ediciones de aspirantes
anónimos después la cosa ha tomado otros derroteros, que personalmente no me
gustan ni mucho, ni poco, ni nada. Ahora interesa los amoríos, los chismes y
ese tipo de cosas de cada uno de los concursantes.
Si les caes bien a los
jueces- Samantha Vallejo-Nágera, Pepe Rodríguez y Jordi Cruz- vas pasando
eliminatorias, aunque como en algún caso, hagas unas alitas de pollo crudas. Si
osas decir lo que te parece que es una injusticia, átate los machos que van a
por ti a degüello, sin ningún miramiento. En esta edición vale más, caer en
gracia que ser gracioso. Si caes en gracia te perdonan tus salidas de tono; que
eres un maleducado, no tiene importancia; que te pasas con un compañero, los
jueces miran a otro lado o directamente no intervienen.
Eso sí, si les cuestionas
algo prepárate que te esperan pruebas de eliminación por un tubo. Se hacen los
ofendidos y te dan caña hasta el cielo de la boca ¿Cómo se les va a poner en
cuestión si parece que son perfectos? Bueno al menos eso hacen creer.
Una pena que haya caído,
según mi opinión, en la vulgaridad un programa que comenzó tan bien. Imagino
que la cocina no dará tanto contenido como las disputas de los unos con los
otros, que si una se enamora de uno o viceversa. Eso igual engancha a más
espectadores y ese camino parece que ha tomado este programa de La 1 de TVE, que, en ciertas partes del
programa, parece que estás en otra cadena donde los cotilleos son su pilar
fundamental.
MasterChef ha
dejado de ser un programa digno de ver. En lugar de eso, sugiero que ocupen su
tiempo en una buena película o en un libro interesante, seguro que ganan tiempo
y aprenden más.
Alberto López Escuer
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