LA VIDA ES BELLA
Aunque a veces no nos muestre su lado más atractivo, hay muchos motivos para pensar que la vida es bella. La vida se embellece como esa madre primeriza que sostiene en sus brazos a su hija y la mira con ternura, con un amor infinito, como solo las madres lo saben hacer. La vida es bella cuando buscamos el camino del diálogo en lugar de transitar la senda del enfrentamiento. Viendo el lado positivo de las cosas hacemos que la vida sea bella, y no se convierta en un infinito enfado con el mundo, donde solo vemos lo negativo sin pararnos a pensar las cosas positivas que nos aporta.
Siendo conscientes de que cada arruga de un anciano son años de experiencia que merecen ser tenidos en cuenta, pues son pozos de sabiduría y nos pueden aportar mucho. A nosotros, ojalá lleguemos a esa fase de nuestra vida, nos gustará ser escuchados y que se nos trate bien. La vida es bella si somos empáticos con los demás y no vamos sólo a lo nuestro.
Como oí decir a un amigo en tono jocoso: “En este mundo todos van a lo suyo menos yo, que voy a lo mío”, muy humorístico, pero en ocasiones es lo que parece. Dejémonos de mirar nuestro ombligo y miremos a los demás para intentar entre todos hacer que la vida sea bella.
Perdonando y no albergando el odio en nuestro corazón, la vida es bella. Disfrutando de las pequeñas cosas la vida es bella y nos ayudan a vivirla mejor.
No yendo deprisa, saboreándola con tranquilidad, la vida es bella. Contemplando los preciosos amaneceres que nos brinda, que son una caricia al alma, la vida es bella.
Anteponiendo la sonrisa a la queja cuando estamos con los demás hacemos que la vida sea bella, muy bella.
Valorando la verdadera amistad como un tesoro que debemos cuidar, convertimos a la vida en pura belleza.
La vida es bella, apreciémosla, vivámosla y disfrutémosla.
Alberto López Escuer
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