PEPE RODRÍGUEZ E HIJO

 



Hace un tiempo dejé de ver MasterChef, ya no se ciñe a la cocina y más a cuestiones de otro tipo.

Pero el otro día haciendo zapping vi que para un cocinado que tenía que hacer el cocinero Pepe Rodríguez invitaban a uno de sus hijos -Jesús-, el cocinero no lo sabía y la cara de sorpresa de Rodríguez fue grande.

No sé si Jesús quiere seguir los pasos de su padre, pero se les veía muy a gusto cocinando uno en compañía del otro.

A Pepe Rodríguez "se le caía la baba" junto a su hijo, orgulloso padre no podía disimular su alegría.

Me recordó a la relación que tengo con mi hija Paula, los dos tenemos muchas afinidades, a los dos nos gusta la música, el fútbol, en este caso me he hecho seguidor del Barça femenino, no en vano hemos asistido juntos a la última final de la Copa de la Reina que disputó el equipo catalán en Zaragoza.

Nuestra pasión es el teatro, vamos juntos a las representaciones y compartimos grupo, es un placer verla interpretar y dirigirla, esto no le da ninguna ventaja, ella lo sabe, nos divertimos mucho, hay momentos difíciles en los ensayos, pero procuramos resolverlos en equipo. Como en la vida, que ha habido situaciones difíciles para los dos, pero siempre hemos estado apoyándonos, el amor que tengo a mi hija, muchos lo saben, siempre digo que es la mujer de mi vida, sé lo que es la felicidad desde que ella nació.

Compartir aficiones, lecturas, anhelos y esperanzas nos une más y vamos haciendo camino el uno con el otro.

Soy consciente que ella sin mas tardar comenzará a volar sola -ya lo hace en muchos aspectos de su vida-, es normal, como decía mi madre, es ley de vida, si le va bien seré feliz, si le vienen mal dadas, ella sabe que estaré a su lado para lo que necesite, seré su paño de lágrimas si es preciso, ha sido así hasta ahora y no cambiará, que ella haga su vida.

Por eso comprendo perfectamente la cara de felicidad de Pepe Rodríguez, de estar junto a su hijo compartiendo tiempo de calidad, puede ser que ese momento, al tratarse de un programa de televisión estuviera guionizado, pero hay sentimientos que no se pueden disimular y esos son los de la cara de un padre cuando quiere a su hijo o a su hija como es el caso de Pepe, y el mío.


Alberto López Escuer

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