LUCIA ÁLVAREZ: “EL TEATRO TIENE ALGO DE LUGAR SAGRADO”

 

Lucia Álvarez es una actriz y directora la interpretación corre por sus venas desde muy joven, vive su trabajo con pasión como se puede leer en esta entrevista concedida a “Viendo la vida pasar” quien ame las artes escénicas disfrutara leyéndola, sus respuesta son pura vida.

¿Qué aporta la interpretación a tu vida?

No podría vivir sin ella. Me da la curiosidad, el entusiasmo, la ilusión. Me ayuda a abrir la mente, a entender, a meterme en los zapatos de los demás y a quitarme prejuicios.

Además, gracias a ella puedo vivir otras muchas vidas que de otra manera, no podría.

¿Cuándo tuviste claro que querías ser actriz?

Creo que desde siempre. Pero no siempre supe que era algo que se podía estudiar. Cuando descubrí eso ya no pude pensar en otra cosa y antes de cumplir los 15 años ya estaba en un grupo de teatro.

¿Qué haces justo antes de salir al escenario?

Pues es curioso. Lo aprendí de una generación bastante anterior a la mía, como Concha Velasco. Presignarme. No soy creyente, pero el teatro tiene algo de lugar sagrado. Pienso en gente que ya no está, pero que yo llevo siempre conmigo y con ese gesto les pido que todo salga bien.

Cuando actúas en un teatro que está lleno ¿Que sientes?

Decía una amiga mía: "No hay nada más bonito que un teatro lleno". Pero yo actúo igual para una persona que para mil. Tengo un profundo respeto por el público. Que sale de su casa, invierte su tiempo, compra tu entrada y decide pasar la tarde conmigo. Eso merece un respeto absoluto.

¿Cómo preparas los personajes que interpretas?

Estudiando. No sólo el texto. Si no lo que hay entre líneas, el subtexto. Después depende de cada personaje. Si es un personaje que ha existido, como Mariana Pineda o María Lejárraga, buscando todo lo que puedo sobre ellas y sus vidas. Y si es un personaje que no ha existido, le construyo toda su vida.

¿Una actriz nace o se hace?

Yo creo que cada uno nacemos como aptitudes para unas cosas u otras. Así que, creo que como en todo, se nace con ciertas capacidades. Ahora bien, sin formarse, esas aptitudes no crecen. Como en cualquier sector. 

¿Cuáles han sido tus referentes profesionales?

¡Buf! Es imposible nombrarlos a todos. Pero en eso me considero una privilegiada. Uno de los mejores actores de nuestro país es, sin duda a mi juicio, Juan Diego. Tuve la oportunidad de hacer con él dos películas y de, además, ser su amiga durante muchísimos años. Aprendí muchísimo con él.

Después, sin duda, la lista sería interminable. Pero por citar algunos: Marisa Paredes (cuánto la vamos a extrañar), Concha Velasco, Mercedes Sampietro, Vicky Peña... Y podría seguir y seguir. Es muy importante para mí aprender de los que vinieron antes y nos abrieron camino. 
También me han enseñado mucho de la vida.

¿En qué proyectos estás trabajando ahora?

Sigo de gira con Mariana. Un fantástico monólogo escrito por mi admirado José Ramón Fernández y dirigido por David Ojeda basado en los últimos días y el ajusticiamientos de Mariana Pineda.

Después sigo de gira haciendo recitales a voz y guitarra con José Luis Troitiña ¡No podría vivir sin poesía!

Como directora tengo en festivales dos cortometrajes. "Amor de madre" basado en el relato de Almudena Grandes y que por primera vez se ha llevado al cine sin tocar ni una sola coma. Y "El olvido" un cortometraje muy personal cuyo guión es íntegramente mío.

Este año estrenaré una película que he dirigido. Me ha llevado muchos años, pero de la que me siento muy orgullosa "Amores Brujos". Es el Manuel de Falla más flamenco a través de los ojos de María Lejárraga. El guión es fascinante. Es obra de José Ramón Fernández y por primera vez, las piezas están completas. En esta película se aúnan todas las artes. 

¿Que te hace sonreír?

Aunque sea una frase muy manida, aquellas pequeñas cosas, que decía Serrat. Me encanta acurrucarme con Tina, mi perra. Me derrito cuando mi sobrino Martín se ríe conmigo. 

¿Con qué sueñas Lucia?

Con vivir de mi trabajo, poder seguir creando. Y compartirlo con mi gente. Porque la vida, si no puedes compartirla, no tiene gracia.

Entrevista: Alberto López Escuer