EL TEATRO EN LAS PERIFERIAS

 



Mi pasión por el teatro comenzó con mi madre cuando veíamos los Estudio 1 de la Televisión Española – en aquellos años las cadenas privadas no estaban ni se se les esperaba-.

Con el tiempo he actuado, escrito y dirigido, con un estilo propio como cada autor. En los últimos años he dirigido grupos de teatro, pero siempre con el sello de teatro educativo y su apellido era periferias.

He intentado llevar el teatro a lugares donde no suele ir, no quiero decir que he sido el primero, eso sería mentir, otros lo han hecho antes y con mucho acierto, en ellos me he fijado y he aprendido.

La cárcel y una clínica psiquiátrica son lugares donde llevo dos grupos de teatro que me están dando muchas alegrías.

Lugares que en muchos aspectos están olvidados, que son invisibles a los ojos de la sociedad, pero que existen.

Me propuse llevar allí el teatro, la experiencia está resultando muy positiva.

El teatro es terapéutico, integrador, transmisor de valores, el interno o interna se divierte y olvida en lo que dura el ensayo sus problemas, se divierte, comparte con otros un objetivo, todos y todas reman en la misma dirección.

¡Ojalá el teatro tuviera la capacidad de poder solucionar ciertos problemas! Pero es limitado y no tiene esa capacidad.

Es un disfrute ver cómo juegan con sus personajes, se divierten y dan lo mejor de sí mismos.

Una realidad que se aleja de los grandes teatros, ellos están a otra cosa y sólo a veces y muy pocas veces ponen su mirada en las periferias, cosa nada reprochable, cada uno centra sus objetivos en lo que estima oportuno, ni más ni menos.

Hemos representado autores clásicos, modernos, casi siempre obras de humor. En esos lugares bastantes momentos difíciles pasan como para hacer dramas lorquianos, por poner un ejemplo. Eso queda para otros grupos con características diferentes.

en y hacen reír, el día del estreno es la punta del iceberg de un precioso camino recorrido, donde no lo vamos a negar, ha habido de todo, momentos buenos y menos buenos, pero tanto unos como otros el equipo ha sabido seguir y buscar soluciones.

Algunos esperan el día del ensayo como agua de mayo así me lo expresó un recluso de la cárcel de Pamplona, para ellos es el mejor día de la semana, socializan de otra manera, aprenden disfrutando y en algunos casos se sienten valorados, algo que en sus vidas no es lo habitual. El teatro en las periferias es teatro en estado puro.

 

Alberto López Escuer

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