EN GUADALAJARA ME VOLVÍ A SENTIR HERMANO
Fue un fin de semana precioso lleno de emociones como hacía años que no sentía. En los salesianos de Guadalajara viví el día de María Auxiliadora, un 24 de mayo, que se me queda alojado en el corazón y en el alma.
Desde el 2019 no vivía esa fecha tan especial en una casa salesiana. Han sido años de travesía por un desierto duro y lleno de silencios, los que antes me llamaban hermano se olvidaron de mí, son los primeros que abandonaron el barco, fue una sorpresa desagradable, igual lo merecía pero claro ahora les oigo presumir de que son una familia, de que hay que acoger al que más lo necesita, al principio sentía tristeza, con el tiempo ese sentimiento ha dado paso a la indiferencia.
Igual merezco ese abandono, he vivido momentos duros donde los que han estado a mi lado de mi anterior vida con la Familia Salesiana se pueden contar con los dedos de una mano y me sobran tres dedos. Pero han sido verdaderos hermanos y no de palabra que se las lleva el viento.
No he vuelto a saber de los ausentes pero ahora no los echo de menos. Le escribí a uno de los responsables de la Asociación a la que pertenecí y me dijo que a veces no saben acompañar al que lo necesita, pues ya va siendo hora de que sepan hacerlo, pero bueno estas líneas quieren ser un punto final de esa época donde todos han quedado retratados. No ha habido ni un ¿Cómo estás? ¿Necesitas ayuda? Nada de nada, algunos le decían que me iban a llamar y el teléfono nunca sonó – en definitiva son unos bien quedas- yo también he cometido equivocaciones pero las he pagado caras -.
Por eso en los salesianos de Guadalajara me volví a sentir hermano, me emocionó la acogida, volví a vibrar en comunidad, desde el director Paco Santos hasta el último miembro de la familia salesiana me han acogido con mucho cariño.
En Guadalajara está uno de mis referentes que es un salesiano que Don Bosco seguro que está orgulloso del hijo que tienes, es Dani Castillo. Un hermano con mayúsculas.
Viví las celebraciones entre amigos y hermanos, la procesión más de lo mismo, qué charla más interesante con mi amiga Minerva, hacía tiempo que no nos veíamos, pero comenzamos a conversar como si no hubiera pasado más que unos minutos.
Compartí mesa y mantel con desconocidos de los cuales he aprendido mucho.
Ha sido un fin de semana de reencuentro personal muy rico, como he escrito anteriormente ha sido un fin de semana precioso, nunca podré agradecer suficientemente el bien que me ha hecho la comunidad de Guadalajara.
Unos días donde me he vuelto a sentir hermano y eso es un sentimiento que parecía olvidado y que ahora he revivido ¡Gracias hermanos de la obra Salesianos Guadalajara!
Alberto López Escuer
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