FABIO ATTARD: “LA LLAMADA DE LOS HERMANOS ES LA FORMA EN LA QUE DIOS SE HACE PRESENTE EN NUESTRAS VIDAS”

 





Desde el pasado 25 de marzo el maltés Fabio Attard es Rector Mayor de los Salesianos, un hombre sencillo con las ideas muy claras, es el XI Sucesor de Don Bosco con todo lo que ello supone, sus hermanos lo eligieron para llevar el timón de la Congregación Salesiana en los próximos seis años . Muchos temas abordamos en esta entrevista que ha concedido a “Viendo la vida pasar”. Un hombre de iglesia y de gran sentido de servicio a los demás.

    1. Es el primer Rector Mayor que es elegido no estando en el Capítulo General ¿Qué sintió cuando le comunicaron que había sido elegido para estar al frente de la Congregación Salesiana?

Recuerdo bien que la primera sensación fue un poco extraña porque no me parecía posible esta elección. Durante los años que fui consejero general para la pastoral juvenil, siempre sentí el aprecio de mis hermanos en todo el mundo por cómo colaboraban con el dicasterio, por la forma en que se dedicaban a poner en práctica las líneas pastorales de la congregación. Pero todo esto no me parecía que llegara al punto de pedirme que asumiera esta misión. La cuestión es que, en estas situaciones, la llamada de los hermanos es la forma en que Dios se hace presente en nuestra vida, y ante su llamada hay que decir sí.


    1. ¿A qué retos se enfrentan los salesianos en los próximos años?

Los retos que tenemos ante nosotros los ha esbozado muy claramente el capítulo general. Los dos núcleos que constituyen el documento final del CG29 son muy claros: la identidad del salesiano, apasionado de Jesucristo, y el compromiso de todos los que viven la misión salesiana, consagrados y laicos, de crecer en nuestra identidad de educadores y pastores para poder ofrecer a los jóvenes procesos educativos y pastorales para su crecimiento integral. En este sentido, la necesidad de una formación permanente por parte de todos los que constituyen la Comunidad Educativa Pastoral, y la capacidad de hacer presente el carisma en diálogo con los desafíos culturales y sociales que tenemos.


    1. ¿Qué aporta la vida religiosa a la Iglesia? ¿Y los salesianos en concreto?

La vida religiosa sigue siendo, dentro de la experiencia eclesial, pero también en la experiencia de la humanidad en general, un signo profético que consiste en el hecho de que algunas personas sienten la llamada a dedicarse completamente al bien de los demás. El voto de obediencia solo se entiende dentro de una lógica en la que, cuando llega la llamada de Dios para servir a los demás, la persona consagrada se deja guiar por esta llamada, no queda otra motivación que escuchar la llamada y vivir con gran libertad. El voto de castidad no es una decisión que signifique renunciar a opciones particulares, sino más bien una llamada a amar de manera pura, desinteresada y completa a todos aquellos a quienes el Señor nos llama a servir. Lo mismo ocurre con el voto de pobreza. Este voto no significa no tener nada, sino más bien la elección de ser libres de todo para entregarse a todos. El voto de pobreza es un signo de gran libertad interior y exterior, donde nada ni nadie me impide estar completamente disponible para servir a los demás.

Esto tiene consecuencias muy profundas para nosotros, los salesianos. Educamos obedeciendo la llamada de Dios a ser servidores de los jóvenes para su crecimiento integral. Los amamos sin ningún interés, con ese amor y dedicación que no busca otra cosa que su maduración afectiva, sana y liberadora. Nada nos impide ponernos a su disposición para su bien, porque la pobreza nos educa a no buscar nada más que su crecimiento humano, espiritual y cultural.


    1. Los dos últimos Papas han sido religiosos: Francisco, jesuita, y León XIV, agustino. ¿Cómo interpreta este hecho?

Es una pregunta muy interesante, porque más de una persona me lo ha comentado. Si puedo aventurar mi interpretación personal, diría que tanto el Papa Francisco como el Papa León son portadores de las dos tradiciones carismáticas que hablan a nuestra sociedad actual. Sabemos que el papa Francisco ha insistido mucho en su magisterio en el tema del discernimiento. Es un desafío que nos empuja a leer bien la dinámica actual de la historia y, a la luz de la palabra de Dios, tratar de ofrecer una respuesta adecuada que exprese la voluntad de Dios para nosotros hoy. Siguiendo y leyendo las diversas intervenciones del papa León, creo que ya empezamos a saborear ese espíritu de san Agustín del que él es hijo. Esta búsqueda de Dios por parte del hombre contemporáneo, una búsqueda que surge de un corazón inquieto que no se detiene hasta encontrar sentido y dirección a su vida.


    1. ¿Qué legado ha dejado el papa Francisco?

La historia nos enseña que cada pontificado necesita tiempo para ser comprendido en toda su profundidad. Creo que lo mismo ocurrirá con el regalo del pontificado del papa Francisco. Podemos mencionar muchos aspectos que el papa nos ha invitado a profundizar: una Iglesia en salida, la atención a la casa común, la sinodalidad. Estos son algunos de los puntos fundamentales del magisterio del papa Francisco, pero hay otros. Si miramos el período posconciliar, vemos cómo cada pontífice ha aportado su peculiaridad, cada uno con su manera de ser pastor. Sin embargo, si miramos el conjunto, vemos cómo hay un camino que sigue avanzando y creciendo. El espíritu del Concilio Vaticano II continúa su camino. Y contemplamos todo esto porque podemos ver cómo la presencia del Espíritu Santo sigue animando y guiando a la Iglesia.


    1. ¿Cuáles cree que serán los pilares fundamentales del pontificado de León XIV?

No es una pregunta facil, pero creo que tendremos que esperar un poco antes de poder responderla de manera satisfactoria. Como ya he dicho antes, el papa León insiste en la centralidad de Cristo en la búsqueda de sentido por parte del hombre. Esperemos a su primera encíclica para ver cómo, como sucesor de Pedro, quiere acompañar a la Iglesia.


    1. ¿Cómo ve a los jóvenes actuales con respecto a la Iglesia?

Este es un tema muy actual y toda la Iglesia debe, ante todo, escuchar a los jóvenes. Lo que podría ser un escenario en el que lo espiritual y lo religioso hayan desaparecido, si no nos ponemos realmente a escuchar el grito silencioso de los jóvenes, así como su búsqueda afanosa de sentido y significado para su vida, entonces nos damos cuenta de que, mientras que, por un lado, los jóvenes no logran sintonizar con la Iglesia como institución, cuando la propuesta espiritual que hace la propia Iglesia toma forma comunitaria, dentro de grupos juveniles, así como a través de propuestas llevadas a cabo por movimientos eclesiales, entonces podemos ver cómo responden los jóvenes. El Jubileo de los jóvenes, celebrado entre finales de julio y principios de agosto, nos ha dado una prueba de ello. Los jóvenes eligen la fe dentro de un proceso comunitario y relacional. Porque son precisamente estas dos dimensiones las que buscan pero no encuentran en la cultura actual. Un desafío que necesita pastores y educadores dotados de una auténtica caridad pastoral animada por la inteligencia pedagógica.


    1. ¿De qué manera práctica se puede hacer vida siendo seguidores de Don Bosco como él lo fue de Cristo?

La respuesta a esta pregunta es un primer paso muy claro: estamos llamados no solo a amar a Don Bosco, sino a conocerlo como hombre de Dios. Cuando los primeros salesianos tuvieron que decir quién era Don Bosco para ellos, la frase que luego se convirtió en título fue «Don Bosco Unión con Dios». Estoy cada vez más convencido de que si realmente queremos ser auténticos hijos de Don Bosco, debemos descubrir, estudiar e imitar a Don Bosco en su relación con Jesús. A partir de esta intimidad mística, Don Bosco era capaz de leer los retos de su tiempo y ofrecer propuestas integrales que podemos sintetizar en esa frase: buenos cristianos y honrados ciudadanos. La acción de Don Bosco no era una técnica o una metodología pastoral. La acción de Don Bosco era la de un pastor profundamente apasionado por Dios y esta pasión le formó para ser profundamente apasionado por los jóvenes.



    1. ¿Qué le hace sonreír?

Lo que me hace sonreír es ver a los jóvenes protagonistas, contentos con lo que viven, felices de entregarse por el bien de otros niños, adolescentes y jóvenes. Ver experiencias de este tipo me llena de alegría interior y, al mismo tiempo, me llena de esperanza. Y, gracias a Dios, tenemos estas experiencias. Nuestro compromiso es multiplicarlas.


    1. Somos hijos de un soñador como lo fue Don Bosco. ¿Con qué sueña Fabio Attard?

Mi sueño es ver a los salesianos junto con muchos educadores y pastores laicos que estén cada vez más en sintonía con el corazón de Jesús. Cuanto más seamos hombres y mujeres auténticamente llenos de fe, todo lo que somos y todo lo que hacemos comunica esa esperanza que los jóvenes buscan desesperadamente. A partir de esta fe como vida auténtica que comunica esperanza, entonces podemos comunicar ese amor del Evangelio que Jesús nos pide que descubramos, saboreemos y comuniquemos. En resumen, mi sueño es ver una Congregación Salesiana y toda la Familia Salesiana formada por hombres y mujeres más santos.



Entrevista: Alberto López Escuer

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