UN CAFÉ HECHO CON CARIÑO
Suelo frecuentar una Tahona que está cerca de mi casa, la regenta Natalia y su marido Alex, son una pareja que hace de ese lugar un sitio acogedor, hay momentos que cuentan con muchos clientes, sobre todo madres y padres que dejan a sus retoños en un colegio cercano. En otras franjas horarias se respira tranquilidad, donde nos damos cita los clientes habituales. Nos conocemos de vernos en la Tahona de la calle San Francisco de Burlada que es donde está situada esta cafetería.
Cuando necesito un respiro, o necesito parar porque uno de mis escritos parece atascarse, me tomo un descanso con un café con leche acompañado de una tostada con aceite. En alguna ocasión empiezas a ver las cosas de otra manera y cuando regresas a casa has podido encontrar la solución, me ha ocurrido más de una vez.
Tomo un café con leche hecho con mucho cariño, tiene una plantilla muy acogedora, conocen al cliente y saben lo que toma o lo que le vendría bien en ese momento, hecho que es de muy agradecer. Cuando faltas algún día, lo notan y te lo dicen, Natalia, Alex, Idoia, Cristina Ivana y Angie han logrado de esa cafetería un lugar acogedor.
Sin descuidar a ninguno de los clientes que entran en su local, puedes mantener alguna conversación interesante con los miembros de la plantilla, eso sí sin extenderse demasiado, como es lógico, hay que saber tener criterio y no intentar acaparar toda la atención. Son grandes profesionales y saben estar en su sitio.
También venden pan y otra serie de manjares, que los que somos propensos a coger kilos nada más mirarlos nos debemos abstener.
Forma parte de una franquicia, pero las franquicias las forman personas, lo que quiero decir es que no todas funcionan igual y en este caso lo hace a las mil maravillas.
Decir que este artículo lo escribo porque me apetece, nadie me lo ha pedido y no espero nada a cambio, para evitar suspicacias innecesarias.
Estas líneas pretenden ser una constatación de que si las cosas se hacen con cariño y con profesionalidad se suelen obtener buenos resultados, como es el caso.
La Tahona de la calle San Francisco de Burlada, es un oasis para los que no nos queremos dejar arrastrar por la velocidad vertiginosa de esta sociedad, donde todo se tiene que vivir deprisa, ante eso una de mis soluciones es tomarme un café hecho con mucho cariño hecho por unas personas que hacen de su lugar de trabajo un sitio acogedor donde uno se siente tranquilo, te permite ver la vida pasar por unos momentos.
Alberto López Escuer




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