LA LUZ DE LA BELÉN ILUMINÓ LA PRISIÓN DE PAMPLONA

 




Fue una eucaristía la celebrada el pasado 24 de diciembre en el Centro Penitenciario de Pamplona, que comenzó con un gesto lleno de sentido y sensibilidad, una joven del Movimiento Scout portó la luz de Belén para que iluminara a los presentes en esa celebración y también al resto de los internos e internas de la prisión. Fue un momento del que fuimos participes también el Director del Centro, funcionarios y voluntarios de la Pastoral Penitenciaria.

Como nos dijo en su homilía el Arzobispo Roselló que presidía la eucaristía y que fue concelebrada por los capellanes de la cárcel Javier Arbilla, Antonio López y el Diácono Permanente Fernando Aranaz , Alfonso Gainza Consiliario del Movimiento Scout y Juan Zabala Vicario de la Pastoral Social.

Sí, queridos hermanos y hermanas, hoy el ángel también viene y nos anuncia una gran alegría: que Jesús también nace para nosotros. Que seguramente esta casa, la cárcel, es uno de los lugares elegidos por Dios para hacerse hombre; pequeño, humilde, pero de corazón grande. 


Los primeros en saber del nacimiento de Jesús fueron los pastores, gente humilde, Jesús no eligió un palacio para nacer, ni lugares llenos de riqueza sino un humilde portal. El ángel no anunció en primer lugar el nacimiento del Mesías a gente importante o con poder, lo hizo a gente sencilla.

Más de dos mil años después, en Pamplona, es a los que para muchas personas de nuestra sociedad son invisibles a sus ojos, los internos e internas de la cárcel, como señaló el Arzobispo.

La Iglesia siempre quiere ser acogedora con los hermanos y hermanas que están en la cárcel, pero en estos días de manera especial. Dios viene, también a la cárcel, no de visita, sino para quedarse. Por eso Dios no se queda lejos, no mira desde arriba. Se acerca. Se hace presente en estas paredes. Se deja encontrar en lo pequeño. Y eso significa que ninguna situación humana está definitivamente cerrada, ninguna historia está perdida para siempre. 



Un momento precioso de la celebración fue cuando la figura del niño Jesús fue pasando entre las manos de todos lo presentes, unos la besaban, otros susurraban tal vez alguna oración o algún deseo para estas navidades.

Las internas lo cogían como sólo una madre es capaz da hacerlo, un gesto lleno de emoción y profundidad.

El coro de voluntarios de la Pastoral Penitenciaria acompañó con sus cantos los momentos más significativos de la eucaristía, creando un clima de oración, recogimiento y alegría.

D. Florencio Roselló acabó la homilía con un deseo esperanzador que todos suscribimos:

Me gustaría, queridos hermanos, que la Navidad nos ayudase a ver el futuro con esperanza, con la ilusión de un niño que comienza una nueva vida. Eso quiere ser la Navidad: comenzar de nuevo, levantarse de nuevo, luchar de nuevo. Me gustaría que estos días fuesen el comienzo de una nueva vida, aquí dentro primero, luchando y trabajando para ir progresando poco a poco. Luchando para estar más cerca de la familia, hacer planes de futuro, aunque estén lejos, pero tener horizontes en la vida. Porque Dios no nace para los perfectos, sino para los que necesitan levantarse, los que necesitan cambiar.


Fue una celebración muy entrañable la vivida el 24 de diciembre en la prisión de Pamplona y como dijo alguno de los internos fue una misa cercana, familiar y con palabras de esperanza, donde nos hemos emocionado.

Un día donde la luz de Belén iluminó a los que son invisibles a los ojos de la sociedad.


Alberto López Escuer

Voluntario de la Pastoral Penitenciaria

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