Estamos ante
una película políticamente incorrecta, donde se
profundiza y de qué manera en el
antagonista de Batman, el Joker
nos muestra sus orígenes sin
ningún tipo de aditamento ni atajos simplistas ni buenistas. Un retrato
descarnado del Joker, un personaje magistralmente interpretado por Joaquín Phoenix que está sublime.
Una película que se aleja de los
argumentos de los films de superhéroes, exenta
de efectos especiales que tampoco son necesarios, nunca se había profundizado tanto en los orígenes de un enemigo, de un superhéroe como en
esta ocasión, nos muestra cómo ha llegado a
ser lo que es, de dónde surge tanta maldad, donde nadie es del todo inocente de
la misma, el director Todd Phillips hace un retrato de este villano y de cómo se va forjando como tal sus
momentos más oscuros, su vida, la relación con los demás, que mantiene y
una sociedad, la de Gotham, que algo tiene que decir sobre esta degradación del Joker. Una película arriesgada en su
planteamiento donde no todo es blanco y negro, ni los malvados son tan
malvados, ni los buenos son tan buenos. El Joker que, en esta película se llama Arthur Fleck, se ve
marginado poco a poco de una sociedad que no le acepta por diversas causas, se
va degradando como persona, en unas escenas que pasarán a la historia del cine
por lo bien interpretadas que están por Joaquín Phoenix en el papel de su vida.
Estamos ante
una obra maestra donde brilla con luz propia su actor protagonista y el magnífico trabajo de su director.
Alberto López Escuer
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