Cristobal López:"El hambre no es una posibilidad, es una realidad para mucha gente"
En el blog Viendo la vida pasar, hemos
entrevistado al Cardenal Arzobispo de Rabat Cristobal López. Nos cuenta entre
otros temas como se está viviendo la
pandemia del Covid-19 en su diocesis y a la respuesta que esta dando la iglesia de Marruecos ante esta situación
1. ¿Que sintió cuando el Papa Francisco
le creo Cardenal?
Sentí un gran temor, que se transformó literalmente
en temblor de piernas; me tuve que sentar, respirar hondo y beber un vaso de
agua. Luego, ya más tranquilo, mucha responsabilidad. Finalmente,
agradecimiento al Papa por su confianza hacia mi persona y por su
reconocimiento de las Iglesias del norte de Africa.
2. Para los que no lo saben ¿Cuales son
las funciones de un Cardenal de la Iglesia?
Los cardenales tienen como misión asistir (ayudar)
al Papa en el gobierno cotidiano de la Iglesia Universal. Esto lo hacen
personalmente (desempeñando los distintos oficios que el Papa confía a cada
uno) y colegialmente (cuando son convocados para tratar juntos cuestiones de
importancia).
La tarea más conocida y relevante del Colegio
Cardenalicio (que así se llama al grupo de los más de 200 cardenales) es la de
elegir al nuevo Papa cuando el precedente ha fallecido o ha dimitido. En esta
elección sólo participan los que tienen menos de 80 años, que normalmente no
deben sobrepasar el número de 120.
3. La humanidad está pasando un momento difícil
debido a la pandemia del coronavirus ¿Cómo se está viviendo en Marruecos?
Con preocupación, como en todas partes, y con una
notable disciplina en el cumplimiento de las medidas promulgadas por el
gobierno (acaba de prolongar el confinamiento hasta el 20 de mayo).
La preocupación primera es en relación a quienes
enferman: se acercan ya a 3000 los casos de contagio, y sólo un 10% se han
curado. Nos preocupan después los familiares de quienes han fallecido por esta
causa, que son, hasta ahora y desde el inicio, 138 (escribo el domingo 19 por
la tarde).
Pero nos inquieta mucho también la situación de
decenas de miles de hermanos en situación de migración y de millones de
marroquíes que se encuentran en grave dificultad para comer, a causa de haber
perdido su medio de trabajo o de vida. Esto podría crear una situación
explosiva si el gobierno, las asociaciones y la ciudadanía en general no salen
en ayuda de los más necesitados. Desde la Iglesia estamos haciendo todo lo
posible, socorriendo sobre todo a las personas migrantes que no tienen ningún
recurso. El hambre no es una posibilidad: es una realidad para mucha gente.
4. ¿Que humanidad crees que saldrá cuando
superemos esta situación?
No lo sé. Pero sí sé la que me gustaría que saliera:
una humanidad “humana”, sí, aunque parezca una perogrullada. El modo de vida
que llevamos hasta ahora es, para muchos, “inhumano”. Nuestra tarea debe ser
“humanizar la humanidad”, es decir, llenarla de fraternidad y de solidaridad,
de amor y de paz. Una humanidad donde el ser prime sobre el hacer y, más aún,
sobre el tener. Una humanidad donde el egoísmo, el individualismo y los
nacionalismos baratos y estrechos dejen paso a lo comunitario, al bien común y
a la universalidad. Es ridículo que ahora mismo cada país esté buscando la
solución a “su problema” aún a costa de perjudicar a los demás. ¿Qué es eso de
ocultar información sobre la enfermedad, de retener o requisar material médico
comprado o destinado a otros, de exacerbar el patriotismo bélico para derrotar
el enemigo bélico “en nuestro territorio”, de querer ensayar una vacuna… pero
en África, de pensar sólo “en mi país” y a los demás que les parta un rayo? Me
da mucho miedo escuchar comentarios y arengas de este tipo –yo lo llamo
nacionalismo barato y egoísta- en Estados Unidos, pero también en España, en
Italia, etc.
Dios quiera que aprendamos la lección de un virus
que no respeta fronteras para ser capaces también nosotros de crear una
solidaridad sin fronteras.
5. Parece que el tiempo se ha detenido
¿Vivimos demasiado deprisa sin detenernos a contemplar los pequeños detalles de
la vida?
Esa podría ser otra lección aprendida de esta
experiencia que estamos viviendo. Pero para ello habrá que renunciar consciente
y libremente al mito del desarrollo infinito, del crecimiento sin límites.
Aceptar vivir con más sencillez, con menos… y hasta con una cierta austeridad.
¿Es necesario para ser felices pasar cada año quince días en Tailandia, en
Kenia o en el Perú? ¿No podemos quedarnos algún año en casa, ir al pueblo o
hacer turismo interior? ¿Aceptará España recibir 40 millones de turistas en vez
de 80? Las consecuencias no son anodinas…
6. ¿Qué respuesta está dando la diócesis
de Rabat a quien más lo necesita?
Caritas Diocesana y las Caritas parroquiales se
están movilizando para distribuir alimentos y medicamentos, así como para pagar
alquileres… Sólo desde la catedral de Rabat se está atendiendo a varios miles
de personas que no tienen qué comer. Pero algo parecido se está haciendo en
Uchda, Fez, Meknés, Marrakech, Casablanca, Agadir, Beni-Mellal, etc, etc.
Esto se puede hacer gracias a la generosidad de
muchas personas particulares, cristianas y musulmanas, que hasta ahora no cesan
de colaboraren especie o en efectivo. También ciertas embajadas y asociaciones
están aportando alimentos, ropa y medicamentos.
7. ¿Con que sueña Cristóbal López?
Con que el Reino de Dios venga…, es decir, sueño,
deseo y espero que seamos capaces de construir un mundo de paz y de
fraternidad, de justicia y de libertad, de verdad y de vida… y sobre todo de
amor. Un mundo donde todos seamos “uno”, una sola familia: la humanidad.
8. Cómo se puede ser signo y portador del
amor de Dios en una situación como la que estamos viviendo?
Trayendo a nuestro ojos una mirada de profunda
compasión y a nuestras manos un propósito de solidaridad eficaz. No podemos
abrazarnos con los brazos: al menos, acariciémonos con la mirada y ayudemos con
los hechos a quienes más necesitan.
9. ¿Cuál ha sido tu mejor momento desde que fuiste elegido Arzobispo de
Rabat?
Es difícil elegir uno. Dejando aparte la ordenación
episcopal, voy a señalar dos, que son dos eucaristías muy contrastadas.
La primera fue la misa del Domingo de Pascua de 2018
(hace, pues, dos años); éramos unas 1200 personas atestando una iglesia que ya
de por sí es muy grande; fue una alegría indescriptible, tanto por celebrar la
resurrección como por ser mi primera presencia en dicha comunidad. La
eucaristía duró más de dos horas. Después de la comunión, la coral –unas 70
voces- interpretó íntegramente el Aleluya de Haendel: yo no podía dejar de
lagrimear… No creo que haya muchos obispos en España que puedan presidir en
Pascua una eucaristía como ésta.
Pero en contraste va la segunda, la eucaristía
celebrada en una de las cárceles de Casablanca. Apenas ocho presos cristianos,
un sacerdote, dos religiosas y yo como obispo. Ah, también cinco o seis
funcionarios musulmanes que estuvieron todo el tiempo con nosotros. Era por
Navidad; fue algo íntimo, alegre en lo profundo, entrañable… mezclando todas
las lenguas, pero sobre todo usando el lenguaje del amor. El director de la
cárcel y los funcionarios regalaron a cada preso cristiano, acabada la
celebración, un libro personal, trajeron un pastel preparado para la ocasión y
quisieron compartir una comida especial con nosotros… ¡Todo ello hecho por
musulmanes… para los presos cristianos! Si no vemos en esto un signo y un
adelanto del Reino de Dios, ¿dónde y cuándo lo vamos a ver?
10.
¿Que
supuso la visita del Papa Francisco a Marruecos?
El Papa Francisco cumplió con su misión, heredada de
Pedro: “Confirma a tus hermanos en la fe”. Sí, su visita nos confirmó en el
camino de fe que estas Iglesias del Magreb (Libia, Túnez, Argelia y Marruecos)
estamos haciendo. Fue como decirnos: “Adelante, estáis en el buen camino,
tenéis que seguir y profundizar en vuestra experiencia de fe entre los hermanos
musulmanes”.
Concretamente esta visita fue como un espaldarazo al
diálogo interreligioso, a la misión vista como diálogo islamo-cristiano en
nuestro caso. Un diálogo hecho de fraternidad y testimonio de vida, en la
cotidianidad de las relaciones humanas y en el trabajo conjunto por las grandes
causas de la humanidad.
La visita del Papa supuso también hacer visibles
unas Iglesias que, a nivel universal, eran prácticamente invisibles y
desconocidas. Es como que el Papa dice a todas las Iglesias: “Miren hacia el
norte de África: allí hay cristianos, comunidades cristianas, que están
viviendo algo interesante que puede ayudarnos a todos; fíjense, que tienen algo
que decirnos”. De hecho mucha gente se ha interesado en conocernos a raíz de la
visita del Papa.
Fue también un orgullo para el país; Marruecos estuvo
durante unos días en el candelero y en todos los telediarios… y salió airoso de
la organización de la visita. Su Majestad el Rey me dijo unos meses después de
la visita: “La visita del Papa quedará como un recuerdo imborrable"
En resumen: la visita del Papa nos dejó el mejor
sabor de boca posible, una sensación de paz y de alegría indescriptible y un
sentimiento de fraternidad y de sano orgullo por el hecho de ser cristianos.
Entrevista: Alberto López Escuer
Entrevista: Alberto López Escuer
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