LA SARDÁ


Rosa María Sardá se ganó por derecho propio que su apellido fuera precedido por el artículo “la”. Fue, y seguirá siendo, una grande de nuestra escena.Años de sólida carrera lo avalan.

Su debut fue en 1962, con una obra de teatro de Alfonso Paso,"Cena de matrimonios”.

Hemos reído con ella por sus ocurrencias y por personajes cómicos. También hemos llorado por sus interpretaciones dramáticas.

"El cáncer siempre gana", así de contundente se mostraba en una entrevista que le concedió al periodista Jordi Evole. Poco tiempo después esa sentencia de La Sardá, desgraciadamente, se cumplió  y el cáncer la ha vencido. La parca se la llevó el pasado 11 de junio.Nos ha dejado, a los que amamos las artes escénicas, huérfanos de una gran actriz. Disfrutábamos viéndola actuar.Tendría que ser un referente para los actores y actrices que empiezan, como lo ha sido para compañeros suyos con muchos años de experiencia.

Ha sido sin duda alguna la mejor presentadora de la Gala de los Goya. Ganó dos de los llamados cabezones por,"¿Por qué lo llaman amor cuando quieren decir sexo?" -1993-y "Sin vergüenza" -2001-.

Comprometida socialmente habló claro y no se mordió la lengua.No tragó con el Proces. No comulgó para nada con él. Lo criticó. Devolvió la Cruz de Sant Jordi, uno de los galardones más prestigiosos a los que se puede aspirar en Cataluña. No conoció el miedo, bien lo demostró.

 Se nos ha ido una actriz multidisciplinar, que ha dejado una huella muy profunda en teatro, cine y televisión.

La Sardá nos ha dejado. Nos quedan sus interpretaciones, que son toda una clase magistral.

 

Alberto López Escuer  

 


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