EL DÍA QUE MURIÓ KAPUŚCIŃSKI
“Sólo los muertos han visto el final de la guerra.”(Platón)
Esta novela de Ramón Lobo, reputado
corresponsal de guerra, nos narra una profesión que está en vías de extinción. Lejos quedan esos periodistas que se autodenominaban la tribu y que
cubrían todos los conflictos armados del mundo. Ahora ese
tipo de periodismo ya no es lo que era, ha cambiado y no precisamente para
bien.
Roberto Mayo y Tobías Hope alias Puta Esperanza, son
dos reporteros que han cubierto los grandes conflictos bélicos. Reporteros
curtidos en mil batallas y que siempre se encuentran en permanente peligro, están
en zonas peligrosas, donde la vida, incluida la suya, no vale nada.
Día a día se enfrentan al horror con otros periodistas, hombres y mujeres
que viven al limite, narrando el horror que el ser humano es capaz de
desarrollar en las guerras donde nadie conoce a nadie.
Una profesión, la de corresponsal de guerra, que es
incompatiblecon el amor, la familia y hasta con sus propias convicciones. Un
trabajo que está lleno de inseguridades, pero que a la vez es adictivo.
Ramón Lobo nos introduce en este mundo de una forma
magistral. Personajes cargados de realismo, con sus inseguridades y dudas que
desaparecen o al menos se aplacan cuando están en primera línea.
Acabo con un párrafo del libro
que es la esencia de lo que Ramón Lobo nos narra en esta obra real y llena de verdad.
“Se disponía a
aterrizar por primera vez en Mogadiscio el día en que Ryszard Kapuściński agonizaba en un hospital de Varsovia, sin saber
que su muerte simbolizaría el hundimiento de una forma de entender y vivir el periodismo” .
Alberto López Escuer
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