MEJOR CONOCER AL ARTISTA QUE A LA PERSONA

 



 

Hace algunos años leí un artículo de Arturo Pérez-Reverte. En él  contaba su experiencia al conocer a un escritor que admiraba por su obra. La experiencia no fue buena, resultó ser una persona amargada y encantada de conocerse. Algo parecido me ha ocurrido a mí con algunos artistas, que son genios sobre un escenario, escriben libros maravillosos, componen o cantan canciones que se han convertido por derecho propio en uno clásicos de nuestro panorama.

Luego en las distancias cortas pierden mucho. Se muestran  maleducados,prepontentes, casi divinos. Piensan que se les debe rendir pleitesía. Realmente son de una pobreza humana considerable, serán unos grandes artistas, eso no lo dudo, pero dejan bastante que desear en el aspecto humano.

Otros, no siendo tan buenos como a los que me refiero, se lo tienen muy creído y en las redes sociales todo es postureo, luego son antipáticos y distantes.

Con más de uno, y de una, me he encontrado así. Entiendo que cuando están sobre un escenario están representando a un personaje y que  cuando acaban no se deben comportar de la misma manera. Eso lo tengo muy claro, pero de eso a ser unos impresentables va un abismo.

Soy una persona educada, cuando entablo conversación con uno de estos artistas. Trato de no molestar y hablar con  el máximo respeto. Cuando veo que no es recíproco, corto y me voy. Estos artistas como personas no merecen ni un segundo de mi precioso tiempo, hay cosas más importantes en las que gastar mis fuerzas, que en llevarme un disgusto por los malos modos de gente así.

La vida es muy larga y algunos de estos personajes no estarán siempre en la cresta de la ola y cuando no tengan el calor del público lo echarán de menos. En ese momento será tarde y habrán recogido lo que han sembrado.

Este artículo no trata de ser la versión escrita del Cansino Histórico, personaje de José Mota, que se encontraba con personajes históricos, los adulaba y cuando no se iban con él a tomar unas cervezas los insultaba, pasaba del amor al odio en un segundo.

Yo a estos artistas ni los amo, ni los odio, me son indiferentes. Seguiré disfrutando de su arte, sin detenerme a plantearme cómo son así como personas, ese es, al fin y al cabo, su problema.

 

Alberto López Escuer

 

Comentarios

Entradas populares de este blog

QUIERO HECHOS, NO PALABRAS. SI QUIERO PALABRAS, ME LEO UN LIBRO

SARA MORTENSEN, O EL TRABAJO BIEN HECHO

JOSEAN, EL HOMBRE SERENO