DON BOSCO EN MI VIDA

 


Don Bosco ha sido, es y será un faro en mi vida. Un referente que me lleva a Cristo, si no fuera así, sería caer en un cepillamos que tan nocivo es para la Iglesia.

“Seamos seguidores de Don Bosco como él lo fue de Cristo”, es una frase muy ilustrativa de lo que significa seguir al santo turinés dicha por Egidio Viganó Rector Mayor de los salesianos desde 1977 a 1995.

Desde joven gracias a las salesianas de Huesca he sentido una atracción hacia la persona, la santidad y la manera de hacer de San Juan Bosco.

Me he sentido muy identificado con su espiritualidad y la he tratado de llevar con más o menos acierto a mi vida diaria y a los que me rodean.

Cuando entro como voluntario a la cárcel de Pamplona, trato de ser cercano, transmitir valores y enseñar a Cristo. Dedico un tiempo especial de conversación con algunos antiguos alumnos salesianos que hay dentro.  Algunos los conozco del colegio salesiano de Pamplona. Me entristece verlos ahí, rara vez es la que no sale en la conversación Don Bosco y la devoción de María Auxiliadora. En el taller de teatro que imparto allí está muy presente la forma de hacer salesiana y cuando se aproxima el 31 de enero procuro que los internos e internas tengan un regalo especial en forma de encuentro con algún actor o actriz. Es una forma más de celebrar a este santo que tanto significa para mí.

Un día un obispo me dijo: “Alberto tú eres muy salesiano” y le respondí que mi corazón siempre será de Don Bosco y de Cristo, a lo cual él me respondió con una sonrisa: “haces bien”.

También mi hija Paula es muy seguidora de Don Bosco ¿A quién habrá salido? Somos una familia salesiana.

Tengo mucho que agradecer a Don Bosco. Me ha enseñado un estilo de vida que me parece maravilloso, he aprendido que toda persona tiene una fibra sensible que si la sabes tocar consigues sacar lo mejor de ella y que sea mejor persona. Me ha llevado a hacer mi labor pastoral a las periferias, a dar voz – o al menos intentarlo- a los que no tienen voz.

Me ha marcado un camino donde he conocido a personas estupendas que actualizan el carisma salesiano. Ahora, con la perspectiva que te da el tiempo, veo que no fui yo quien encontró a Don Bosco, sino que fue él que me encontró a mí, como lo hizo con Magone, Rúa, Domingo Savio -un santo de la familia salesiana- y tantos otros. Como dijo Juan Cagliero, otro joven de la primera época de los salesianos y que luego fue el primer cardenal Salesiano: “Fraile o no me quedo con Don Bosco”.


Alberto López Escuer 

 

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