“El Fondo de las Naciones Unidas
para la Infancia (UNICEF) defiende con convicción que promover los derechos del niño y cuidar de los
más pequeños de todo el mundo constituye la base del desarrollo
humano”.
La labor de UNICEF es encomiable, en su página web
explican la
labor que realizan de una forma sencilla.
“En UNICEF trabajamos para que
todos los niños del mundo puedan disfrutar de ser niños sin preocuparse de nada
más”.
Ni más ni menos, se preocupan porque los derechos de la
infancia se cumplan.
Son los que hacen que los niños sean eso niños, que
no se les explote, que no se abuse de ellos de ninguna de las maneras, de
procurarles alimentos cuando la desnutrición es un hecho-por desgracia en algunos países la falta de alimentos para los más pequeños está a la orden
del día.
Cuidan a nuestro futuro, a esas generaciones
venideras que heredarán el planeta Tierra y ojalá visto lo visto lo hagan mejor que nosotros, no hemos
sido un buen ejemplo que digamos.
Estos ángeles de la guarda están presentes en unos 190 países, velando por el bienestar de los niños.
Un trabajo en el que se ven implicadas muchas
personas, donde los niños son los grandes olvidados están ellos. Con su perseverante labor, que hace que
otro mundo sea posible, un mundo mejor para los niños, que no tengan que ver
guerras, que jugar sea su prioridad, que reciban el cariño que merecen, que
tengan escuelas para formarse…Que no sean
explotados laboralmente ni llevados a la primera línea de los conflictos armados convirtiéndolos en niños soldados. En definitiva que no les roben la infancia, esa época donde la felicidad, el juego y la sonrisa tendrían que estar presentes en su día a día.
UNICEF es sinónimo de compromiso con los niños. Muchas personas sostienen de una u otra manera esa gran tarea.
Aportando su grano de arena para que la infancia sea eso, infancia con todo lo
que ello conlleva y no sea herida de ninguna de las maneras.
Alberto López Escuer
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