27 DE MARZO DÍA MUNDIAL DEL TEATRO
El teatro emociona, hace reír, encima de un escenario todo es posible. Los sueños
se cumplen eso sí a base de trabajo, es un mundo mágico donde todo es posible.
Los actores, actrices, directores, escenógrafos… forman un equipo donde los sueños de libertad están presentes, libertad para crear, libertad para
escribir, para dar con la luz adecuada.
Cuarenta años en el mundo del teatro aficionado son
mi trayectoria vital. Momentos de
vida, de mucha vida, que me han ido moldeando como
persona.
Todo comenzó en un mes de mayo de 1982, aunque realmente había comenzado mucho antes y no me refiero solo a los
ensayos, cuando me sentaba con mi madre delante del televisor a ver el programa
Estudio 1.
Es desde ese momento cuando el teatro me enganchó y
comencé un viaje que dura más de cuarenta años.
Fue en un teatro de Huesca con el grupo de mi
parroquia, fue una comedia de la cual ahora no recuerdo el título y en la que
yo interpretaba a un nuevo rico, personaje que se lo vi interpretar a Antonio
Iranzo.
Desde ese momento mi relación con el mundo del teatro ha sido muy estrecha y
fructífera; el teatro me ha aportado mucho, y siempre lo he
vivido en clave educativa.
El teatro es una gran herramienta educativa donde se
transmiten valores, como el trabajo en equipo, la integración, la
aceptación del diferente….
El Teatro es dinámico, creativo y donde se ayuda a la persona sacar
lo mejor de sí
mismo en cada momento.
Dentro de los grupos de teatro que he dirigido o he
actuado hay historias de grandes evoluciones en el plano personal. Tenemos el
ejemplo de aquel que era incapaz de hablar en público y que su timidez le pesaba como una losa y le
llevaba a no relacionarse con nadie, y que poco a poco es capaz de interpretar
y termina haciendo grupo y relacionándose con
los demás.
Son pequeños pasos que gratifican y dan un sentido más
profundo al trabajo que se realiza sobre el escenario, convirtiendo estos
logros en el verdadero éxito. Sin prisas, con paciencia y sin detenerse se van consiguiendo
logros que antes parecían difíciles. Esto va a llenar de confianza de cara a
afrontar otras facetas de su vida.
También en los últimos años entrar en la cárcel para dar un taller de teatro me ha posibilitado
llevar el arte a las periferias, tanto sociales como existenciales, trabajar
con los reclusos y reclusas me ha dado otra perspectiva, dan todo de sí en cada
ensayo, el día del estreno reciben los aplausos de sus compañeros que son su público.
El teatro más que nunca es
integrador y permite que los problemas que cada uno tiene queden aparcados
mientras duran los ensayos o la función.
Quiero concluir con unas palabras del director
Miguel del Arco uno de mis referentes que habla del arte y que resumen cómo siento yo el teatro y la
importancia que ha tenido y tiene en mi vida.
“El arte tiene que ser incómodo, plantear preguntas, hacer mirar a los lugares
donde nadie quiere ir. Una labor ardua que muchos pasan por alto”.
Miguel del Arco
¡Viva el teatro!
Alberto Lopez Escuer
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