LA TREGUA DE NAVIDAD

 



Fue en la I Guerra Mundial. Los soldados alemanes e ingleses estacionadas en el frente occidental el 24 de diciembre de 1914. Los alemanes comenzaron a decorar sus trincheras con motivos navideños y los ingleses les respondieron con unos villancicos, eso dio paso a una breve tregua donde ambos bandos pudieron enterrar a sus muertos con tranquilidad sin miedo a ser abatidos por el enemigo, juntos rezaron parte del Salmo 23.

La tregua también se extendió a otros lugares, incluso jugaron un partido de fútbol alemanes contra ingleses. De ese hecho único han transcurrido 109 años. Bien podría repetirse en estas navidades en todos los lugares donde hay conflictos –que son muchos, aunque no lo parezca- y extenderlo a los hogares donde no reina la paz. Que por estas fechas se hiciera el esfuerzo de hacer una tregua, que durara estas jornadas tan significativas, y ojalá se extendiera permanentemente, aunque esto se me antoja difícil, aunque por pedir que no quede, sería maravilloso, la verdad, que dejaran de sonar las alarmas, que los misiles no aniquilaran a cientos de personas, muchas de ellas niños y niñas, que en lugar de estar jugando en la calle lo tienen que hacer en el mejor de los casos en refugios. 

Aquellos soldados dieron un ejemplo que, por lo que he podido leer, no les hizo ninguna gracia a sus superiores. Se tomaron las medidas posteriores para que no se repitiera una situación así –una pena-. Porque como dice Erich Hartman “La guerra es un lugar donde jóvenes que no se conocen y no se odian se matan entre sí, por la decisión de viejos que se conocen y se odian, pero no se matan”. y así ha sido desde el principio de los tiempos.

Ya no se dio en la I Guerra Mundial una tregua como la de aquel 24 de diciembre de 1914, donde unos soldados dejaron de ser enemigos por un rato y demostraron lo absurdo que puede llegar a ser estar en guerra.

Como absurdo es estar en conflicto entre familias, amigos, compañeros… Declaremos una tregua por Navidad y si es indefinida mucho mejor.


Alberto López Escuer

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