ARCADIO CUADRADO, HERMANO Y AMIGO MUY QUERIDO.

 

  


 

Arcadio era un salesiano al cual apreciaba mucho. Coincidí con él trabajando, codo con codo, cuando ambos estábamos en el Consejo Provincial de los Salesianos Cooperadores. Hombre exigente consigo mismo y con los demás. Compartimos muchos momentos y conversaciones que forjaron una amistad, que me hizo crecer como persona. Más de una vez discrepábamos en algunos asuntos, pero nunca llegaba la sangre al río, predominaba el diálogo, la fraternidad y la aceptación del otro tal como era.

Siempre que venía a Pamplona por algún motivo, me hacía una visita, nos poníamos al día de nuestras vidas. Si yo me enteraba que había venido, hacía por verle, era un encuentro con un hermano y con un amigo.

Me ha llamado un salesiano amigo mío para decirme que había fallecido, la noticia me encogió el corazón. Hacía unos días había hablado con otra persona de Arcadio y me dijo que estaba delicado de salud, pero no pensaba que fuera tan grave.

Muchas anécdotas y vivencias se vinieron a mi mente en ese momento. Fueron muchos años de trabajo, él era un hombre serio con un humor muy fino. Los salesianos lo llamaban Don Arcadio, había sido formador de muchos de ellos, los más jóvenes le decíamos Arcadio, pero no por eso lo respetábamos menos, todo lo contrario, era un referente para la familia salesiana, sobre todo en la Asociación de María Auxiliadora. Pero no todo era trabajo, también había momentos festivos, recuerdo en una velada salesiana, los cooperadores de Burgos adaptaron aquel A tu lado me siento seguro, de la primera edición de Operación Triunfo, por Con Arcadio me siento seguro, él se lo tomó con mucho humor, aunque huía de cualquier tipo de protagonismo. Era un hombre discreto, trabajaba mucho en la sombra. Su dominio del italiano le hizo un buen traductor de libros que estaban escritos en ese idioma, entre ellos varios tomos de las Memorias Biográficas de san Juan Bosco. Preparó también un “Aula de salesianidad” en Deusto, donde recopiló mucho material de la historia de la Congregación Salesiana y de las misiones.

Hoy ya está en el Valdocco celestial. Seguro que cuando haya llegado al cielo Don Bosco le habrá encomendado algún trabajo en el oratorio y él, obediente como pocos, lo habrá hecho. Sin duda Arcadio era un salesiano muy atento a las necesidades de la Congregación e iba donde sus superiores le requerían que fuera.

María Auxiliadora fue el faro de su vida, fue seguidor de Don Bosco como él lo fue de Cristo, su vida era un ejemplo de espiritualidad salesiana.

No es de extrañar que la iglesia de los Salesianos de Deusto donde se celebró su funeral estuviera llena y unos cuarenta sacerdotes concelebraran, era muy querido.

Doy fe que era una buena persona. Hace unos años estaba pasando un momento muy delicado en mi vida, que no viene al caso comentar, él estuvo a mi lado como un buen hermano. Nunca olvidaré los gestos fraternos que tuvo, cuánto me escuchó y me animó.

Últimamente no nos veíamos, pero sabíamos el uno del otro. No puedo evitar entristecerme, pues se me ha ido un hermano y amigo muy querido para mí.

El cielo le abra abierto las puertas de par en par, pues era un salesiano ejemplar y una persona sin doblez.

 

Alberto López Escuer

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