ALBA ENRÍQUEZ: “LA CULTURA FORMA PARTE DE NUESTRA IDENTIDAD Y ES UN SECTOR TOTALMENTE PRECARIZADO”
Alba Enríquez tuvo claro desde pequeña que se quería dedicar a la interpretación, es una creadora nata, ahora mismo esta inmersa em un proyecto precioso como es “Martirio” valiéndose del personaje de “La casa de Bernarda Alba” para abordar temas importantes en nuestras vidas, de este proyecto, de la cultura, de creación, de la docencia o de los jóvenes actuales hablamos con
Alba en esta entrevista.
¿Una actriz nace o se hace?
Una actriz nace y se hace. Yo creo en el trabajo, pero no se puede negar que en muchos casos hay una predisposición natural, unos dones, unas aptitudes o unas inquietudes que te impulsan a tomar un camino u otro, a veces llegando a ser incluso una necesidad de desarrollo personal, pero obviamente, esto no lo es todo. Como todo oficio, quien quiere desarrollarlo, y quiere hacerlo con maestría, debe proveerse de herramientas, conocimientos y experiencias que le ayuden a ofrecer un trabajo de calidad que esté a la altura de esa vocación y amor por el oficio. Pero no seré yo quien ponga en palabras una norma. Hay muchas formas de desarrollar la profesión y de llegar a ella, y gracias a ellas, también podemos nutrirnos todas.
¿Cuándo tuviste claro que te querías dedicar a la interpretación?
Desde pequeña tuve esa inquietud. Me gustaba hacer reír a mi familia y siempre demandaba que me llevaran a ver teatro fuera. Desgraciadamente, a Rota, durante mi infancia, no llegaba mucho teatro.
¿En qué te inspiras a la hora de hace tus creaciones?
Supongo que hay un pulso presente, un reconocimiento de heridas, cicatrizadas o no, en el momento de crear, que me lleva a buscar hacia una dirección u otra. A partir de ahí, el mundo es inmenso y la expresión del ser humano también. La naturaleza es siempre un punto de referencia. Bebo de la naturaleza, como expresión más completa, inspiradora y perfecta de lo que somos, ahí está todo. Y de todas las artes, ya que no creo en las artes como compartimentos estancos sino como diferentes ángulos de una expresión unificadora. Me encanta ir a museos y exposiciones y descubrirme postrada y totalmente conmovida delante de una pintura. Hace muy poco me pasó en El Prado con Cristo crucificado de Velázquez. Mi abuela cantando La niña de puertaoscura, también es arte. Tendrías que ver la cantidad de cosas que es capaz de transmitirte antes incluso, de emitir la primera nota de la melodía.
Y por supuesto, la literatura. Me gusta especialmente el ensayo y la poesía. El ensayo porque me confronta y la poesía porque me eleva y me hace viajar desde lugares no convencionales. Suelo valerme de la poesía y su carácter evocador para abrir ventanas a mundos posibles, la mayoría de los personajes que interpreto llevan consigo una gran maleta de poemas.
Eres docente ¿Cómo ves a lo jóvenes actuales con respecto a los de tu generación?
Si te soy sincera, tengo sentimientos encontrados. He tenido una educación muy disciplinada y metódica basada en el esfuerzo y en el trabajo constante; y veo a las generaciones que vienen con una fragilidad de la que tenemos que hacernos cargo. Creo que crecen con muchas presiones externas, demasiadas, y a veces desembocan en comportamientos polarizados; reaccionan como buenamente pueden. Hay que escucharlos y abrirles el espacio que necesitan para desarrollarse. Veo un potencial increíble que demanda un espacio de seguridad para poder expresarse con libertad. Y es nuestra responsabilidad brindárselo.
Ahora mismo no estoy impartiendo clases de interpretación porque creo también en el compromiso del docente, y mi compromiso ahora mismo está en la interpretación y en la creación, y en el pan de cada día. Cuando pueda volver a dedicarle mi energía por supuesto que lo haré, porque para mí la docencia es un campo de aprendizaje infinito.
¿Qué te aporta la interpretación a tu vida?
Mucha inestabilidad, (risas). Supongo que esta respuesta también es contradictoria. Por una parte, inestabilidad, porque es un oficio intermitente que se rige por unas normas que no siempre tienen que ver con la creación o el arte y sí con la monetización de éste. Por tanto, la lógica, a veces se me escapa y no logro sentirme del todo libre ante los periodos de incertidumbre. Pero por otra parte, interpretar para mí es la expresión más absoluta de libertad. Me siento útil cuando me pongo al servicio del espectador, de la historia y del personaje. Me siento libre cuando me vulnerabilizo, bajo las defensas y me dejo hacer. Me siento canal de comunicación y sé que estoy donde tengo que estar.
¿Cuáles han sido tus referentes profesionales?
Quizá suene un poco extraño decir esto, pero nunca he tenido grandes referentes. Tengo la convicción de que este es mi oficio y va acompañado de una serie de certezas que llevo conmigo y un gran saco de dudas. Es mi camino y obviamente, no puedo compararlo con otro ni pretendo llegar a ningún sitio concreto. Cometería un error queriendo parecerme a alguien porque me alejaría del punto exacto en el que ahora estoy.
No obstante, hay grandes actrices y actores a los que admiro y que creo que llevan carreras coherentes que me alientan. He aprendido mucho de ver trabajar y respirar a Carmelo Gómez. Me encanta la comedia y el drama que es capaz de generar Malena Alterio, y admiro la integridad de Clara Sanchis a lo largo de su trayectoria. Meryl Streep, Kate Winslet, Phoebe Waller-bridge, Javier Cámara, Benedict Cumberbatch, Andrew Scott… Muchas y muchos.
¿Qué se tendría que hacer en tu opinión en nuestro país para cuidar mas a la cultura?
Sostenerla y apostar por ella. Descentralizar la oferta cultural de las grandes capitales y hacerla más accesible. Llegar a los pueblos, a otras comunidades autónomas. Llevar a cabo una política donde el teatro sea más accesible en todo el estado por y para todos los contribuyentes. Generar un público crítico y encargarnos de que tenga una oferta rica y variada. La cultura forma parte de nuestra identidad y es un sector totalmente precarizado.
Los trabajadores del sector de las artes escénicas, necesitamos tener más y mejores condiciones de trabajo. Tenemos la suerte de que tenemos un un sindicato como la Unión de Actores y Actrices que está al pie del cañón, pero necesitamos mejorar las condiciones laborales, y tener un sistema que nos sostenga durante la intermitencia y los periodos de creación.
Es difícil también el acceso a circuitos y a ciertas salas y lugares públicos si te dedicas a la creación. Sería necesario ganar en accesibilidad y en medios de producción, y repartirlos más o mejor. En este país crear es muy complicado, tienes que formar parte de un circuito al que la única forma de acceder, conlleva mucha pérdida previa, económica y energética, que desgraciadamente, no todxs siempre podemos permitirnos.
¿En que proyectos estas trabajando ahora?
Ahora mismo estoy con la reposición de Martirio, un proyecto de creación que he gestado con Lobato&Rojas, dos personas a quien admiro profundamente. Es un monólogo donde nos valemos del personaje de Martirio para revisar temas como la identidad, la herida de género o el miedo a la libertad. Lo re-estrenamos el próximo 21 de noviembre en Sociedad Cervantina. Un espacio precioso donde nos sentimos en casa y cuidadas. Un espacio que estoy segura podrá convertirse en un gran punto de referencia si tuviera acceso a mayores ayudas.
¿Cómo te definirías como persona?
En constante reconstrucción.
¿Con que sueñas Alba?
Sueño con seguir trabajando y poder aportar con mi trabajo. Sueño con que algún día el machismo se erradique de nuestro ADN y las mujeres no tengamos que luchar, sino simplemente ser y desarrollarnos. Sueño comprarme una casa cerca de la naturaleza en la que descansar de la ciudad y con compartir la vida con la gente a la que quiero.
Entrevista: Alberto López Escuer
Comentarios
Publicar un comentario