“LA BELLA Y LA BESTIA, CON UN ADN RECONOCIBLE”

 


El pasado nueve de marzo tuve la ocasión de ver el musical La Bella y la bestiaque realiza el grupo de teatro “Salesianos Guadalajara”. Más de 130 personas lo componen, actores, actrices, tramoyistas, técnicos, encargados de vestuario, maquillaje, personas ya jubiladas que ceden su tiempo en realizar trabajos de decoración… hacen posible que la puesta en escena sea soberbia. Toda una comunidad educativa volcada con este proyecto, como lo ha hecho con los demás, pues el grupo de teatro “Salesianos Guadalajara” tiene un largo recorrido en musicales (11 temporadas). Son un ejemplo de integración, de aceptar al diferente, padres e hijos coinciden en el escenario, todos son importantes, es un teatro total como me gusta denominarlo. Disfruté mucho viéndoles, qué gran trabajo hacen, que orgulloso se siente uno de verlos.

Un espectáculo que sabe combinar lo clásico con las últimas tecnologías, de una belleza visual preciosa, con interpretaciones que te llegan al corazón.



Su ADN es muy reconocible, es el que hemos vivido y seguimos viviendo muchos, que es el ADN salesiano. Esto se nota, y mucho, en este gran equipo que forman este grupo de niños, venes y adultos que dan lo mejor de sí mismos en cada representación. Son una gran familia que transmiten mucha alegría sobre el escenario. Su trabajo va mucho más allá de cuando la función acaba, entre todos barren, limpian y recogen una manera de combatir los “divismos”, si los hubiera-.

Hacen una gran labor en favor de la cultura de Guadalajara, que fue reconocida con la Medalla de Plata de la ciudad el año 2023, pero por encima de premios es la herencia que dejan para los que vienen, como a ellos les dejaron los que ya no participan de los proyectos, pero que a algunos se les puede ver en el patio de butacas aplaudiendo a rabiar a los nuevos actores.



Crean un clima de familia, nadie se siente forastero y doy fe de ello, mi hija y yo fuimos calurosamente recibidos tanto por la comunidad salesiana, cuyo director Paco Santos hace que te sientas desde el primer segundo como en casa, como cuando fuimos al teatro.

Si al frente del musical está un director como Pablo Patiño, que ha salido de la inagotable cantera salesiana y se rodea de un equipo que viven lo salesiano, el resultado no puede ser más que el que es, un éxito que va más allá del aplauso, es un éxito educativo con el sello de ese santo italiano que los que nos consideramos sus hijos espirituales lo llamamos Don Bosco padre, maestro y amigo.

Por cierto, seguro que Santiago López sonríe desde el cielo viendo las evoluciones de estos niños y jóvenes, a los que dirigió durante años. Gracias por vuestro ejemplo que tanto bien hace.

 

Alberto López Escuer

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